Citas de Quevedo

 

  • "Apocarse es virtud, poder y humildad; dejarse apocar es vileza y delito."
  • "Bien acierta quien sospecha que siempre yerra."
  • "Creyendo lo peor, casi siempre se acierta."
  • "Cuando el avaro dice: tengo un tesoro, el preso dice: tenga una cárcel."
  • "Dijo la rana al mosquito desde una tinaja: más quiero morir en el vino que vivir en el agua..."
  • "Donde hay poca justicia es un peligro tener razón."
  • "El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien."
  • "El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin
  •  esperar que le llamen."
  • "El amigo interesado mira a su amor propio; el verdadero, sólo al bien del amigo."
  • "El amor es fe y no ciencia."
  • "El amor es la última filosofía de la tierra y del cielo."
  • "El árbol de la vida es la comunicación con los amigos; el fruto, el descanso y la confianza en ellos."
  • "El exceso es el veneno de la razón."
  • "El ocio es la pérdida del salario."
  • "El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos."
  • "El rico come, el pobre se alimenta."
  • "El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor."
  • "Entre el clavel y la rosa, su majestad es-coja."
    • Notas: Dicho a la reina, la cual era coja, por una apuesta. con Luis de Góngora
  • "...En besos, no en razones."
  • "Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga."
  • "La guerra es de por vida en los hombres, porque es guerra la vida, y vivir y militar es una misma cosa."
  • "La paciencia es virtud vencedora. La impaciencia es vicio del demonio."
  • "La posesión de la salud es como la de la hacienda, que se goza gastándola, y si no se gasta no se goza."
  • "La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió."
  • "Lo más seguro es no ponerse en peligro."
  • "Lo mucho se vuelve poco con desear otro poco más."
  • "Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan."
  • "Los verdaderos grandes son los de ánimo grande."
  • "Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla."
  • "Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez."
  • "Muchos son buenos si se da crédito a los testigos; pocos si se toma declaración a su conciencia."
  • "Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir."
  • "No es dichoso aquél a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada."
  • "No hace la codicia que suceda lo que queremos, ni el temor que no suceda lo que recelamos."
  • "No hay cosa que más avive el amor que el temor de perder al ser amado."
  • "No hay verdadero amor donde hay alguna sospecha."
  • "No es menos ofensiva arma la caricia en las mujeres, que la espada en los hombres."
  • "No es sabio el que sabe donde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca."
  • "No se debe mostrar la verdad desnuda, sino en camisa."
  • "No quieres inmortalidad porque lo dudas, sino porque la temes".
  • "Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres."
  • "Pocos oyen murmurar de otro, que no les parezca poco lo que oyen y verdad lo que creen".
  • "Poderoso caballero don Dinero"
  • "Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho."
  • "Quien no ama con todos sus cinco sentidos a una mujer hermosa, no estima a la naturaleza su mayor cuidado y su mayor obra."
  • "Ser tirano no es ser, es dejar de ser y hacer que dejen de ser todos."
  • "Si haces bien para que te lo agradezcan, mercader eres, no bienhechor; codicioso, no caritativo."
  • "Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante de ellas."
  • "Siempre se ha de conservar el temor mas jamás se deberá mostrar."
  • "Sólo el que manda con amor es servido con fidelidad."
  • "Todos anhelamos llegar a viejos y todos hemos negado que ya hemos llegado."
  • "Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen."
  • "Una sola piedra puede desmoronar un edificio."
  • "Uno a uno, todos somos mortales; juntos, somos eternos."
  • "Vive sólo para ti si pudieres, pues sólo para ti si mueres, mueres."

 

 

 

Fragmentos de la Novela "Muerte en el Paramo"  del autor de esta página

 

 

En Villahermosa del Páramo, bonito lugar de Castilla en cuyo cielo las estrellas están al alcance de la mano, allá donde cada amanecer primaveral parece una sinfonía de luz color y sonido, interpretada por todos los pajarillos del mundo que allí se dan cita sobre la multicolor alfombra floral que forman sus campos, allá donde los policromáticos otoños, acompasados por la impresionante "Ronca del Venado", son hondos, misteriosos, templados, armónicamente coloristas e inexorables pregoneros de la llegada del abismo que nos trae el gélido invierno. Inviernos largos, lúgubres, nevados, silenciosos…., silencio roto, únicamente, por el aullido del lobo ibérico barruntando la proximidad de la dureza estacional. Inviernos prologados por el cierre del telón de fondo de otoñal multicolor que conforman sus bosques, testigos y actores de la representación estacional que finaliza. Inviernos, con paisajes nevados, que parecen cubiertos de felpuda alfombra de blanco intenso bajo el cobijo de una bóveda “celestial” que a estas horas perdió su claro y nítido color azul para transformarse en un abismal gris plomizo, hasta bien avanzado el titempo qu tarda en llegar el verano. Cortos y duros veranos, verdugos capaces de extraer el sudor de sus gentes, no por el excesivo calor sino, por sus agotadoras jornadas en los pesados trabajos de la recolección de todo el sustento anual. Allí nació y vivió su niñez Marino Sierra, "Marsetes" para sus convecinos y amigos....                                           

 

     ....Una mañana de un mes de otoño de la posguerra española, Marsetes sentado sobre el regazo de su madre Maria, aposentada al calor del hogar en la cocina de abajo de la casa de Villahermosa del Páramo, en plena Paramera de Colinas de los Caballeros, le dijo:

- Mamá, ya no quiero más -.

Y el niño, dando un salto semi acrobático, salió corriendo hacia la calle, dirigiéndose hacia el reclamo del griterío que el resto de niños del pueblo tenían formado alrededor de “Canuto”, el perro canelo de Benito. Aquel día y en ese instante, Marsetes había decidido dejar de mamar sin necesidad de que su madre se untara los pezones con pimentón, (como era costumbre en la época y lugar) para destetar al chaval sin crearle trauma alguno ni emplear método, argucia u otra treta, quizás más apropiada, pero no tan eficaz.....

 

....."En Villahermosa del Páramo nunca había ocurrido nada notable, ni siquiera en los años de la contienda civil española, salvo algún que otro hostigamiento, siempre bien solventado por la astucia de los afectados o la intervención solidaria y fraternal de las autoridades del lugar, en el conflicto.

Cuentan que una mañana nevada del mes de Diciembre, pasada La Inmaculada, viniendo de cazar la liebre al rastro, el Cicerón y el Royo, desde el Alto de la Villa, ( inmenso paraje llano del término del Cierno, donde esta especie de animales abunda) se encontraron, allá por la Hoya Antón y en la cuneta de una curva del serpenteante camino que lleva a Villahermosa del Páramo, el cadáver de un hombre pequeño, enjuto, encorvado y vestido con traje negro de pana remendado y abarcas de goma y cuero. Sorprendidos y sin haberlo reconocido pusieron el hecho en conocimiento de las autoridades pertinentes"............

 

......."También vivía en Villahermosa, Narciso (el tío Narciso durante toda su penosa vida); vida que ya tocaba a su fin por la avanzada edad y el mal trato que esta le había dado.

     El tío Narciso, era un cazador empedernido, un cazador por necesidad, un furtivo, “un digno furtivo”, un hombre anárquico, un rebelde, un revolucionario en potencia, un hombre sabio, diría Marsetes, con agrado, unos años después, cuando pudo tener una mínima capacidad de discernir. Igual le hubiera gustado opinar de todos los hombres del pueblo, incluido su padre, si no se hubieran plegado a obedecer ciegamente los desmanes del poder y se hubieran negado, por ejemplo: a pedir permiso al Distrito Forestal para acarrear las, necesarias, támaras de carrasca de la dehesa; a pagar la contribución de sus míseras tierras que no producían ni para mantener a toda la familia; a suministrar la leña al médico, al cura a la guardia civil y al maestro, sin recibir nada a cambio, sino mas bien una férrea persecución, casi siempre sin causa; a cumplimentar al obispo en sus visitas pastorales para después, a través del cura, denunciarlos por trabajar los festivos de mañana; a desobedecer las órdenes del forestal, casi siempre revestido de un poder intimidatorio que no le correspondía. Es decir: ¡Si hubieran sido unos rebeldes!, pues causas tenían para ello"........                

 

...El viejo cazador, era hombre alto, espigado, ligero de carnes y sagaz, muy sagaz, dotes que le convertían en cauteloso y gran andador, cualidad idónea para seguir el rastro de las liebres en la nieve y el vuelo de las perdices en la rocha. Para cazar fue, según algunos, para lo que había sido traído a este mundo, dominaba los lances con tal facilidad, que para sí hubieran querido algunas alimañas. Para Marquetes era algo más, era un sabio, un hombre astuto, solidario, bueno, responsable, buen padre y vecino y gran conversador. Transgresor y valiente, no observaba las leyes mundanas, pero tenia un inmenso respeto por las leyes de la Naturaleza, la moral y ética tradicional que había heredado de sus antepasados; no creía en la predestinación, sino más bien en la razón... 

 

...Tenia, el tío Narciso tres hijas y pocas tierras, una escopeta desajustada, sin declarar, una pequeña perra de pelo canela “más lista que el hambre”, a la que llamaba Zarza y una casita de mampostería sin concertar ni rejuntar expuesta a los rigores del ábrego, presidida en su entrada por una casilla y zahúrda donde sus hijas criaban un cerdo, una cabra y media docena de gallinas. Un pequeño corral precedía al acceso a estas dependencias y era el lugar preferido por nuestro cazador para tomar el sol y fabricar “al solecillo”, como le gustaba decir, los cartuchos de caza con las vainas ya usadas en anteriores cacerías...

 

...El Xeca era el dueño de la taberna o casino y tenía una sola hija muy guapa, llamada Dora. La Dorilla para unos o la Xecana para otros; por ambos nombres respondía amablemente a sus convecinos. Mujer simpática y despejada donde las hubiera, casó con Juanito Martínez, natural de Huerta Perales, con espíritu de “Casanova” y admirador de José Maria “El Tempranillo”. Juanito era hombre hecho para vivir en un mundo idealista y utópico, pues así era él. Instruido hasta la medula en la doctrina comunista que, en las largas y gélidas noches de invierno de la posguerra española, impartían  por radio desde el otro lado del Telón de Acero, Carrillo y La Pasionaria, se convertiría en un teórico convencido del marxismo leninismo, pero todo lo contrario de un buen militante...