PREMIOS NOBEL.

 

1973 Patrick White (Australia, 1912-1990) novelista 

Tres Piezas Incómodas (fragmento)

     " Me gustaría creer en el mito de que nos hacemos más sabios con la edad. En cierto sentido en lo que no creo es en la sabiduría. Aquellos de una generación media, ya sea por caridad o sentimentalismo, se subscriben al mito de la sabiduría, mientras los jóvenes nos ven como objetos dispensables, como muebles rotos o flores muertas. Para los jóvenes prácticamente no existimos a menos que seamos inevitables miembros de la misma familia, echándonos ventosidades, babeando, extraviando constantemente la dentadura y las gafas. "

 

 

 

 

1974 Eyvind Johnson (Suecia, 1900-1976) novelista

Sueños de rosas y fuego (fragmento)

     " Cuando lo considero cuidadosamente, llego a la conclusión que no es la acumulación por la que me estoy esforzando. Es la variedad dentro del curso de los sucesos lo que quiero destacar. Son los matices. La totalidad sucumbirá ante la historia, de ello estoy convencido. Pero el aliento, mis suspiros, los pequeños gestos de mis vecinos más cercanos, y amigos y enemigos, no serán considerados en la historia de otra forma que ahogándose en ella. Para preservar esos matices valiosos, como los reflejados en mi pecho, me considero como alguien que supera su propia existencia....

 

1974 Harry Martinson (Suecia, 1904-1978) novelista y poeta

Aniara (fragmento)

     " Diariamente escuchamos las monedas sonoras que nos han dado y jugamos con el dedo-cantor de la mano izquierda. Intercambiamos monedas de diferentes nombres: y nos las jugamos por todo lo que entrañan, y aunque una dyma apenas pesa un grano, juega como un grillo en cada mano balanceándose en esta tierra de los placeres. Agujeros desconocidos podían verse en el espacio pero, ya que eran inapropiados para el programa de nuestra jornada, rápidamente eran olvidados. "

 

1975 Eugenio Montale (Italia, 1896-1981) poeta 

Disipa tú, si quieres, de Mediterráneo

     " Disipa tú, si quieres, esta vida débil que se queja,
como la esponja el trazo efímero en la pizarra.
Espero regresar a tu círculo, se cumple mi disperso tránsito.
Mi venida era el testimonio de un orden que olvidé durante el viaje,
estas palabras mías juran fe a un suceso imposible, y lo ignoran.
Pero siempre que escuché tu dulce oleaje sobre las playas
la turbación me asaltó como a alguien débil de memoria
cuando vuelve a acordarse de su tierra.
Aprendida mi lección más que de tu gloria abierta,
del jadear que no emite casi sonido
de un mediodía tuyo desolado,
a ti me rindo humildemente.
No soy más que pavesa de un tirso.
Bien lo sé: arder, este y no otro, es mi significado. 
"

 

 

1976 Saul Bellow (EEUU, 1915-2005) novelista

Henderson rey de lluvia (fragmento)

     " Los hechos comienzan a abrumarme, y enseguida siento una opresión en el pecho. Luego se desencadena una avalancha desordenada: ¡Mis padres, mis esposas, mis novias, mis hijos, mi granja, mis animales, mis hábitos, mi dinero, mis clases de música, mi ebriedad, mis prejuicios, mi brutalidad, mis dientes, mi cara, mi alma! Y no me queda más remedio que clamar: ¡No, no, aléjense de mí, malditos! Déjenme en paz! ¿Pero pueden acaso dejarme en paz? Me pertenecen, son míos.

 

1977 Vicente Aleixandre (España, 1896-1984) poeta 

Mirada final (Muerte y reconocimiento)

     " La soledad, en que hemos abierto los ojos. 
La soledad en que una mañana nos hemos despertado, caídos, 
derribados de alguna parte, casi no pudiendo reconocernos. 
Como un cuerpo que ha rodado por un terraplén 
y, revuelto con la tierra súbita, se levanta y casi no puede reconocerse. 
Y se mira y se sacude y ve alzarse la nube de polvo que él no es, y ve aparecer sus miembros, 
y se palpa: «Aquí yo, aquí mi brazo, y este mi cuerpo, y esta mi pierna, e intacta está mi cabeza»; 
y todavía mareado mira arriba y ve por dónde ha rodado, 
y ahora el montón de tierra que le cubriera está a sus pies y él emerge, 
no sé si dolorido, no sé si brillando, y alza los ojos y el cielo destella 
con un pesaroso resplandor, y en el borde se sienta 
y casi siente deseos de llorar. Y nada le duele, 
pero le duele todo. Y arriba mira el camino, 
y aquí la hondonada, aquí donde sentado se absorbe 
y pone la cabeza en las manos; donde nadie le ve, pero un cielo azul apagado parece lejanamente contemplarle. 
Aquí, en el borde del vivir, después de haber rodado toda la vida como un instante, me miro. 
Esta tierra fuiste tú, amor de mi vida? ¿Me preguntaré así cuando en el fin me conozca, cuando me reconozca y despierte, 
recién levantado de la tierra, y me tiente, y sentado en la hondonada, en el fin, mire un cielo piadosamente brillar? 

No puedo concebirte a ti, amada de mi existir, como solo una tierra que se sacude al levantarse, para acabar cuando el largo rodar de la vida ha cesado. 
No, polvo mío, tierra súbita que me ha acompañado todo el vivir. 
No, materia adherida y tristísima que una postrer mano, la mía misma, hubiera al fin de expulsar. 
No: alma más bien en que todo yo he vivido, alma por la que me fue la vida posible 
y desde la que también alzaré mis ojos finales 
cuando con estos mismos ojos que son los tuyos, con los que mi alma contigo todo lo mira, 
contemple con tus pupilas, con las solas pupilas que siento bajo los párpados, 
en el fin el cielo piadosamente brillar. 
"

 

 

1978 Isaac Bashevis Singer (EEUU, 1904-1991) novelista 

Escoria (fragmento)

     " - Eso dicen. En Argentina, los que no son judíos, y hablo de los hombres, no practican. Ni siquiera van a la iglesia los domingos. El meollo del asunto está en las señoras. Ellas sí van a la iglesia y se confiesan con el sacerdote. Y cuando el marido de la dama no está en casa, entonces hay vía libre con ella. Pero no dura mucho; a los treinta la dama ya no vale para nada. Todo eso se debe al clima. Además, prácticamente todos los hombres tienen una amante allí. 
- Es un país maravilloso. 
- Es un lugar donde la sangre hierve. La gente habla mal de Argentina, pero si fueran allí lo comprenderían. Se tiene una necesidad imperiosa y se hace todo lo posible para satisfacerla enseguida. 
"

 

1979 Odysseus Elytis (Grecia, 1911-1996) poeta 

Del ego

     " El eros
El archipiélago
Y la proa de sus espumas
Y las gaviotas de sus sueños
En su más alto mástil el marinero ondea
Una canción

El eros
Su canción
Y los horizontes de su viaje
Y el eco de su nostalgia
En su más mojada roca la prometida espera
Un barco

El eros
Su barco
Y la despreocupación por su norte
Y el foque de su esperanza
En su más ligero oleaje una isla mece
La llegada. 
"

 

 

1980 Czeslaw Milosz (Polonia, 1911-2004) poeta 

Dedicatoria. Varsovia 1945

     " Vosotros, a quienes no pude salvar
Escuchadme.
Intentad entender estas simples palabras, ya que de otras me avergonzaría.
Os juro que en ellas no hay hechicería.
Os hablo en silencio como una nube, como un árbol...

 

1981 Elias Canetti (Gran Bretaña, 1905-1994) novelista

La provincia del hombre (fragmento)

     " Aprender otra vez a hablar. A los cincuenta y siete años aprender no un idioma nuevo, sino aprender de nuevo a hablar. Tirar por la borda los prejuicios, aunque al final no nos quede nada. Leer otra vez los grandes libros, no importa si los leímos o nunca los leímos. Escuchar a la gente sin dar consejos, sobre todo a la que nada tiene que enseñarnos. No reconocer jamás a la angustia como un medio para la realización. Combatir a la muerte sin proclamar el combate. En una palabra: valor y justicia. "

 

1982 Gabriel García Márquez (Colombia, 1928) novelista

Cien años de soledad (fragmento)

     " Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construida a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo."

 

1983 William Golding (Gran Bretaña, 1911-1993) novelista

 

La pirámide (fragmento)

     " En mi mente se produjo algo parecido a un estremecimiento que alteró el panorama de mis conocimientos. Después, mucho después de que lo hubieran hecho todos los vecinos de la localidad, yo ordené las distintas piezas -antiguas y nuevas- del rompecabezas, y comprendí. Abrí la boca, y la boca se me quedó abierta. No tenía nada que decir. "

 

1984 Jaroslav Seifert (Checoslovaquia, 1901-1986) poeta 

 

Toda la belleza del mundo (fragmento)

     " El profesor Marek tenía un lema para animarnos. Solía decir que cualquier tonto puede aprender a dibujar. Entonces yo me consolaba a mí mismo pensando que lo lograría también, porque, sobre todo, no me consideraba tonto. ¡Eso sí que no! Sólo cuando hubiese aprendido a dibujar tendría ganada la batalla. Con los colores sería más fácil. Sí, pintaría...

 

1985 Claude Simon (Francia, 1913-2005) novelista 

El camino de Flandres (fragmento)

     " Los perros han mordido el barro. Yo no había oído jamás la expresión, me parecía ver a los perros, especie de criaturas infernales míticas, sus hocicos orlados de carmín, sus dientes fríos y blancos de lobos que mastican el barro negro en las tinieblas de la noche, un recuerdo quizás, los perros que devoran limpiando y arrasando: ahora era gris y nos destrozábamos los pies corriendo, con retraso como siempre, por la prisa de la madrugada. "